miércoles, 2 de junio de 2010

Cómo Suprimir las Preocupaciones


Consejos Para Resolver Problemas de Preocupación
(Tomados del Libro “Cómo Suprimir las Preocupaciones y Disfrutar de la Vida” de Dale Carnegie)*



Para enfrentar un problema recomendamos seguir los siguientes tres pasos:

1) Pregúntese: “¿Qué es lo peor que puede sucederme?” Analice la situación valientemente y con honradez; imagine lo peor que puede suceder como consecuencia del problema que se presente.
2) Prepárese a aceptarlo, si ello es necesario. Después de imaginarse lo peor que pueda pasarle, hágase a ello y acéptelo, si esto resulta necesario, esto le ayudará a recuperar la paz que perdió cuando se presento el problema.
3) Después, tranquilamente, proceda a mejorar lo peor. Dedique su tiempo y energía a tratar de mejorar lo peor que ya tiene totalmente aceptado, trate de dar con el modo y los medios de reducir la pérdida que le ocasiona el problema que encara.

Ahora bien, ¿por qué funciona esta técnica? Porque nos saca de las negras nubes en que andamos a tientas cuando la preocupación nos ciega. Hace que pisemos tierra firme. Sabemos donde estamos. Y si no pisamos tierra firme, ¿cómo es posible que podamos pensar con fundamento en nada?
El profesor William James, padre de la psicología aplicada, dijo a sus propios alumnos: “Acepten que haya sido así… Acepten que haya sido así, porque la aceptación de lo que ha sucedido es el primer paso para superar las consecuencias de cualquier calamidad”.
La misma idea fue expresada por Lin Yutang en su muy leído libro “La Importancia De Vivir”. Este filósofo chino declaró: “La verdadera paz de espíritu viene de la aceptación de lo peor. Psicológicamente, creo que esto significa una liberación de energía”.
¡Así es, exactamente! Cuando aceptamos lo peor, ya no tenemos nada que perder. Y esto significa automáticamente que tenemos todo que ganar.


El Daño Que La Preocupación Puede Hacernos


"Los hombres que no saben como combatir la preocupación mueren jóvenes"
Dr. Alexis Carrel

El Dr. Russel L. Cecil de la escuela de medicina de la Universidad Cornell, enumera cuatro de las preocupaciones que con más frecuencia provocan artritis:

- Fracaso en la vida matrimonial.
- Desastre financiero.
- Soledad y preocupación.
- Resentimientos largo tiempo alimentados.






Un médico especialista en enfermedades de la tiroides tenía colgado en su sala de espera un gran cuadro que decía lo siguiente:


Descanso y recreo
Las fuerzas que más descansan y recrean son
una religión saludable, sueño, música y risas.
Tener fe en Dios, aprender a dormir bien,
amar la buena música y ver el lado divertido de la vida.
Y la salud y la felicidad serán nuestras.


Cómo Analizar Y Resolver Los Problemas De Preocupación


Seis honrados servidores me enseñaron cuanto sé;
Sus nombres son: Cómo, Cuándo, Dónde, Qué, Quién y Porqué
Rudyard Kipling


Hay tres pasos básicos para el análisis de problemas:
1. Obtenga los hechos.
2. Analice los hechos.
3. Llegue a una decisión y actúe después conforme a esta decisión.

Alguien dijo: “si un hombre dedica su tiempo a obtener los hechos de un modo imparcial y objetivo, sus preocupaciones se disiparán por lo general a la luz del conocimiento”.

Otra técnica es hacernos las siguientes preguntas:
1. ¿Qué es lo que me preocupa?
2. ¿Qué puedo hacer acerca del asunto?
3. ¿Qué voy a hacer en relación con el asunto?
4. ¿Cuándo voy a comenzar a hacerlo?


Cómo Eliminar El Cincuenta Por Ciento De Nuestras Preocupaciones De Negocios

Cuando usted, o cualquiera de sus socios, se sienta inclinado a preocuparse por un problema, consigne por escrito las siguientes preguntas y contéstelas:
a. ¿En qué consiste el problema?
b. ¿Cuál es la causa del problema?
c. ¿Cuáles son todas las soluciones posibles?
d. ¿Cuál es la mejor solución?

Tomar en cuenta lo anterior, nos ayuda a no perder tanto tiempo en juntas donde sólo se mencionan los problemas inútilmente, sin llegar a ninguna solución. Si se siguen los pasos antes mencionados, se puede ahorrar hasta un setenta por ciento de tiempo.


Ocho Palabras Que Pueden Transformar Nuestra Vida


Marco Aurelio, el gran filósofo que gobernó el Imperio Romano, expresó estas palabras:
“Nuestras vidas son la obra de nuestros pensamientos”

El Dr. Frank Crane escribió el siguiente programa para eliminar la mayoría de las preocupaciones:

1. Sólo por hoy seré feliz. Esto supone que es verdad lo que dijo Abraham Lincoln, que “la mayoría de las personas son tan felices como deciden serlo”. La felicidad es algo interior; no es asunto de fuera.
2. Sólo por hoy, trataré de ajustarme a lo que es y no trataré de ajustar todas las cosas a mis propios deseos. Aceptaré mi familia, mis negocios y mi suerte como son y procuraré encajar en todo ello.
3. Sólo por hoy, cuidaré de mi organismo. Lo ejercitaré, lo atenderé, lo alimentaré, no abusaré de él ni lo abandonaré, en forma que será una perfecta máquina para mis cosas.
4. Sólo por hoy, trataré de vigorizar mi espíritu. Aprenderé algo útil. No seré un haragán mental. Leeré algo que requiera esfuerzo, meditación y concentración.
5. Sólo por hoy, ejercitaré mi alma de tres modos. Haré a alguien algún bien sin que él lo descubra. Y haré dos cosas que no me agraden hacer, sólo, como dice William James, por ejercitarme.
6. Sólo por hoy, seré agradable. Tendré el mejor aspecto que pueda, me vestiré con la mayor corrección a mi alcance, hablaré en voz baja, me mostraré cortés, seré generoso en la alabanza, no criticaré a nadie, no encontraré defectos en nada y no intentaré dirigir o enmendar la plana al prójimo.
7. Sólo por hoy, trataré de vivir únicamente este día, sin abordar a la vez todo el problema de la vida. Puedo hacer en doce horas cosas que me espantaría si tuviera que mantenerlas durante una vida entera.
8. Sólo por hoy, tendré un programa. Consignaré por escrito lo que espero hacer cada hora. Cabe que no siga exactamente el programa, pero lo tendré. Eliminaré dos plagas, la prisa, y la indecisión.
9. Sólo por hoy, tendré media hora tranquila de soledad y descanso. En esta media hora pensaré en Dios, a fin de conseguir una mayor perspectiva para mi vida.
10. Sólo por hoy, no tendré miedo y especialmente no tendré miedo a ser feliz, de disfrutar de lo bello, de amar y de creer que los que amo me aman.

Si queremos crearnos una actitud mental que nos proporcionará paz y felicidad, he aquí la Regla 1:

Piensa y actúa animosamente y te sentirás animoso.








EL Elevado Costo De Pagar Con La Misma Moneda


¿Cómo puede dañar el intento de pagar con la misma moneda? De muchos modos. Según la revista Life, puede incluso quebrantar la salud. Life dijo: “La característica principal de las personas con hipertensión -alta presión sanguínea- es el resentimiento. Cuando el resentimiento es crónico, las consecuencias son una hipertensión crónica y las enfermedades del corazón.”
Cuando odiamos a nuestros enemigos, les damos poder sobre nosotros, poder sobre nuestro sueño, nuestros deseos, nuestra presión sanguínea, nuestra salud y nuestra felicidad. Nuestros enemigos bailarían de alegría si supieran cómo nos preocupan, cómo nos torturan y cómo se nos imponen. Nuestro odio no les daña, pero convierte nuestros días y noches en un infernal torbellino.
Por tanto, cabe ver que cuando Jesús dijo “Amad a vuestros enemigos”, no se limitaba a predicar ética. También predicaba medicina del siglo XX. Cuando dijo “Perdonad setenta veces siete”, Jesús nos estaba diciendo a usted y a mí el modo de no padecer alta presión sanguínea, perturbaciones del corazón, úlceras del estómago y muchas otras enfermedades.
Shakespeare escribió:

No calientes del odio tanto el horno
Que te quemes tú mismo

Para cultivar la actitud mental que ha de procurarnos paz y felicidad, recordemos lo que Jesús decía:

“Amad a vuestros enemigos. Bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os odian y orad por los que malignamente os utilizan y os persiguen.”

Lincoln fue atacado e insultado por algunos de los mismos hombres a quienes había encumbrado, por hombres como McClellan, Seward, Staton y Chase. Sin embargo, Lincoln creía, según Herndon, su socio en las actividades jurídicas, que “ningún hombre debía ser alabado o censurado por lo que hacía o dejaba de hacer”, porque “todos nosotros somos hijos de las condiciones, de las circunstancias, del ambiente, de la educación, de los hábitos adquiridos y de la herencia, todo lo cual moldea a los hombres como son y siempre serán”.
Tal vez Lincoln tenía razón. Si usted y yo hubiésemos heredado las mismas características físicas, mentales y emocionales que nuestros enemigos y si la vida hubiese sido para nosotros lo mismo que para ellos, actuaríamos exactamente como ellos actúan. Sería imposible que hiciéramos otra cosa.

No tratemos nunca de pagar con la misma moneda a nuestros enemigos, porque si lo hacemos, nos haremos más daño que el que les hagamos.






Si Usted Hace Esto, Nunca Le Preocupará La Ingratitud


Si usted salvara a un hombre la vida, ¿esperaría su agradecimiento? Puede usted esperarlo, pero he aquí el caso de Samuel Liebowitz, que fue un famoso abogado criminalista antes de hacerse un magistrado. Salvó a setenta y ocho hombres de ir a la silla eléctrica. Y ninguno se detuvo para agradecer a Samuel Liebowitz o siquiera se tomaron la molestia de enviarle una felicitación de Navidad.

Cristo sanó a diez leprosos en una tarde, pero ¿cuántos de estos leprosos se detuvieron para darle las gracias? Sólo uno. Véanlo en San Lucas. Cuando Cristo se volvió a sus discípulos y preguntó: “¿Dónde están los otros nueve?”, todos ellos habían desaparecido. ¡Se habían ido sin dar las gracias! Y permítame hacerle una pregunta: ¿porqué usted y yo podemos esperar más agradecimiento por nuestros menudos favores que el que obtuvo Jesucristo?

Es natural que las personas se olviden del agradecimiento; por tanto, si esperamos gratitud, vamos directamente hacia muchos pesares, si queremos encontrar la felicidad, cesemos de pensar en la gratitud o la ingratitud y demos por el placer interior de dar. Recordemos que la gratitud es un rasgo que debe ser “cultivado”; por tanto, si queremos que nuestros hijos sean agradecidos, debemos enseñarles a serlo.




¿Aceptaría Un Millón De Dólares Por Lo Que Tiene?


Tuve aflicción por no tener zapatos,
hasta que vi a quien no tenía pies


Aproximadamente un noventa por ciento de las cosas en nuestras vidas están bien y un diez por ciento mal. Si queremos ser felices, todo lo que debemos hacer es concentrarnos en el noventa por ciento que está bien y pasar por alto el diez por ciento restante. Si queremos estar preocupados y amargados y acabar con úlceras de estómago, todo lo que debemos hacer es concentrarnos en el diez por ciento que está mal y pasar por alto lo demás.

Las palabras think and thank” (“Piensa y agradece”) se hallan inscritas en muchas iglesias de Inglaterra. Son palabras que también deberían ser inscritas en nuestros corazones. Deberíamos pensar en todo lo que merece nuestro agradecimiento y dar gracias a Dios por todas nuestras abundancias y prosperidades.

Logan Pearsall Smith concentró mucha sabiduría en unas cuantas palabras cuando dijo: “Hay dos cosas que deben perseguirse en la vida: la primera es conseguir lo que se quiere; tras esto, disfrutar de ello. Sólo los más sabios logran lo segundo.”

¿Les agradaría saber cómo hacer para que hasta fregar platos en la artesa de la cocina resulte una cosa interesante? Si es así, el método está expuesto en un alentador libro, de valor increíble, de Borghil Dahl, Se titula I wanted to see (Quería Ver”).

Este libro fue escrito por una mujer que estuvo prácticamente ciega durante medio siglo. Y esta mujer escribe; “Sólo tenía un ojo, y mi ojo único estaba cubierto de tan densas cicatrices que mi único modo de ver era a través de una pequeña abertura a la izquierda. Para leer tenía que colocar el libro muy cerca del rostro y forzar mi único ojo hacia la izquierda cuanto pudiera.”
Pero esta mujer no quiso ser compadecida; se negó a ser “diferente”. Cuando niña, quiso jugar a la coxcojilla con sus compañeras, pero no podía ver las marcas. En vista de ello, cuando las otras niñas se fueron a casa, se arrastró por el suelo con los ojos cerca de las marcas. Se aprendió de memoria cada trozo del suelo en que sus amigos jugaban y pronto se convirtió en una experta en diversos juegos. Aprendió a leer en su casa, con un libro de letras muy grandes que mantenía tan cerca de los ojos que sus pestañas rozaban las páginas. Obtuvo dos títulos universitarios, el de bachiller en artes de la Universidad de Minnesota y el de magister artium de la Universidad de Columbia.

Comenzó a enseñar en la aldea de Twin Valley, Minnesota, y ascendió hasta convertirse en profesora de periodismo y literatura en Augustana College de Sioux Falls, Dakota del Sur. Enseñó allí durante trece años y, al mismo tiempo, dio conferencias en sociedades femeninas y ante el micrófono sobre libros y autores. Y escribe: “En el fondo de mi espíritu había albergado siempre el temor a la ceguera total. Con el fin de superar esto, adopté hacia la vida una actitud animosa, casi bulliciosa y jaranera.”

Después, en 1943, cuando tenía cincuenta y dos años, sucedió un milagro: una operación en la famosa Clínica Mayo. Pudo ver cincuanta veces mejor de lo que había visto en cualquier momento anterior.

Se abrió así ante ella un nuevo e interesante mundo de belleza. Encontró interesante hasta lavar platos en la artesa de la cocina. Escribe: “Comencé a jugar con la blanca espuma en la pileta. Hundí mis manos en ella y tomé una bola de diminutas pompas de jabón. Puse éstas a la luz y pude ver en cada una de ellas los brillantes colores de un arco iris en miniatura.”

Cuando miró por la ventana que había encima de la artesa, vio las “batientes alas de un gris negruzco de los gorriones que volaban a través de la densa nieve que caía”.

Encontró tal placer en contemplar las pompas de jabón y los gorriones que cerró el libro con estas palabras: “Mi Señor, Padre Nuestro que estás en los Cielos, gracias, gracias”.

¡Imagínese agradeciendo a Dios por poder lavar platos y ver arco iris en las pompas de jabón y gorriones volando a través de la nieve!

Usted y yo deberíamos avergonzarnos de nosotros mismos. Todos los días de nuestra vida hemos vivido en un país de magia y de belleza, pero hemos sido demasiado ciegos para ver y estábamos demasiado ahítos para disfrutar.
Por eso sigue el siguiente consejo:

¡Cuenta tus bienes, no tus males!












Encuéntrate Y Sé Tú Mismo; Recuerda Que No Hay Nadie Como Tú En El Mundo


“Comparados con lo que deberíamos ser, estamos sólo despiertos a medias. Hacemos uso sólo de una pequeña parte de nuestros recursos físicos y mentales. Para hablar en un sentido amplio, diremos que el individuo humano vive muy lejos de sus límites. Posee facultades de diversa índole que generalmente no utiliza”.

Usted y yo tenemos esas facultades, por lo que no debemos preocuparnos a causa de no ser como otros. Usted es algo nuevo en el mundo. Nunca antes, desde los comienzos del tiempo, ha habido nadie exactamente como usted y nunca después, a través de todas las épocas por venir, habrá nadie en el que usted se repita.

No imitemos a los demás. Encontrémonos y seamos nosotros mismos.
Emerson dijo, en su ensayo sobre la Confianza en sí mismo: “llega un momento en la educación de todo hombre en que se llega a la convicción de que la envidia es ignorancia; de que la imitación es un suicidio; de que el hombre debe tomarse a sí mismo, para bien o para mal, como a su parte; de que, aunque el vasto universo está lleno de riquezas, ningún grano nutritivo puede llegar hasta uno si no es a través del trabajo en la parcela de tierra que le ha sido asignada. El poder que reside en cada hombre es de naturaleza nueva y sólo él sabe lo que puede hacer y, por otra parte, sólo puede saberlo cuando lo haya intentado.”
Este es el modo que Emerson tuvo de decirlo. Pero he aquí el modo en que lo dijo un poeta, el extinto Douglas Malloch:

Si no puedes ser pino de la cumbre,
Sé la mata del valle, la más linda
De las matas que van junto al arroyo;
Sé el arbusto, si el árbol está arriba.
Si no llegas a arbusto, sé la hierba
Que al camino feliz y humilde vista;
De no ser almizcleña, sé la atocha
Que entre todas el lago más estima.
Tripulantes, si no los capitanes,
Que un lugar siempre guárdanos la vida;
Hay que hacer cosas grandes y pequeñas,
Pero siempre ha de hacerse la más chica.
De no ser el camino, sé el sendero;
Si no sol, sé la estrella que titila;
No busquemos tamaño en la pelea,
Sino ser lo mejor en nuestras filas.


Para cultivar la actitud mental que nos procurará paz y nos liberará de la preocupación:

No imitemos a los demás. Encontrémonos y seamos nosotros mismos.


Si Tiene Usted Limón, Haga Una Limonada

El rector de la Universidad de Chicago dijo: “Cuando tengas un limón, hazte una limonada.” El simple hace lo opuesto. Si la vida le entrega un limón, una cosa amarga y agria, se desespera y dice; “Estoy vencido. Es el destino. No tengo la menor oportunidad.” Después lanza imprecaciones contra el mundo y se compadece hasta lo más hondo de su ser. En cambio, el juicioso a quien entregan un limón, dice: “La culpa, querido Bruto, de que seamos unos mequetrefes, no está en las estrellas, sino en nosotros mismos. ¿Qué lección cabe aprender de esta desgracia? ¿Cómo puedo convertir este limón en una limonada?



Hay dos versos que pueden cambiar nuestro modo de ver la vida:

Y al mirar hacia fuera los dos presos,
Barro vio el uno, pero el otro estrellas.

Por lo tanto, para cultivar una actividad mental que nos procure la paz y la felicidad, hagamos algo con relación a lo siguiente:

Cuando el destino nos entregue un limón, tratemos de convertirlo en limonada.




Cómo Curarse De La Melancolía En Catorce Días


Usted puede curarse en catorce días de la melancolía si sigue esta prescripción: Procure pensar cada día el modo en que pueda agradar a alguien". Usted podrá decir: "Eso será muy fácil para mí. Lo he hecho toda mi vida". Pero quizás no lo haya hecho nunca.

Pensar en los demás, no solamente impide que uno se preocupe por sí mismo, sino que ayuda a tener muchos amigos y a pasarla muy bien. ¿Cómo? Bien, el Profesor William Lyon Phelps de Yale dijo lo siguiente:

"Nunca voy a un hotel, una barbería o un almacén sin decir algo agradable a las personas que encuentro. Trato de decir algo que suponga considerarlas como individuos, no como ruedas de una máquina. En ocasiones digo a la muchacha que me atiende en el almacén un cumplido acerca de sus ojos o su cabello. Al barbero le pregunto si no se cansa de permanecer de pie todo el día, indago cómo se le ocurrió adoptar el oficio de barbero, cuánto tiempo lleva en el oficio y el número de cabezas que lleva rapadas. Le ayudo a hacer el cálculo. He observado que cuando uno toma interés en los asuntos de los demás les causa un gran placer. Frecuentemente estrecho la mano del botones que me trae mis cosas. Esto le da ánimos y le mantiene feliz para todo el día. Un día caluroso en extremo fui al coche comedor de la línea New Haven para almorzar. El coche estaba atestado y parecía horno; el servicio era lento. Cuando finalmente llegó el mesero para entregarme la carta, dije: "La gente de la cocina tiene que estar hoy pasando muy mal día". El mozo lanzó una exclamación con tono amargado.

En un principio creí que estaba furioso. Habló así: "¡Dios! Las gentes vienen aquí y se quejan de la comida. Protestan de la lentitud del servicio y gruñen acerca del calor y los precios. Llevo escuchando sus críticas diecinueve años y es usted la primera persona que haya expresado jamás una simpatía hacia los cocineros que se están asando vivos en esa cocina. ¡Qué no daríamos para que hubiera más pasajeros como usted!"

El mozo estaba aturdido porque yo me había referido a los cocineros como a seres humanos y no como a ruedas de la vasta organización de un gran ferrocarril. Lo que las personas quieren es que se les preste un poco de atención como a seres humanos. Cuando encuentro en la calle un hombre con un perro, siempre dedico unas palabras a la belleza del animal. Cuando sigo mi camino y miro por encima del hombro, frecuentemente veo que el hombre está acariciando y admirando al perro. Mi estimación por el perro ha renovado la suya.

En una ocasión, en Inglaterra, me encontré con un pastor y expresé mi sincera admiración por el vigoroso e inteligente perro que tenía. Le pregunté cómo había adiestrado al animal. Al alejarme miré por encima del hombro y vi que el perro, en dos patas, con las delanteras sobre los hombros del pastor, estaba siendo acariciado por éste. Al interesarme un poco por el pastor y su perro, había hecho feliz al perro y me había hecho feliz a mí mismo."

¿ Puede alguien imaginarse que un hombre así, un hombre que estrecha la mano a los botones, expresa su simpatía a los cocineros de una cocina calurosa y dice a los dueños cuánto le gustan sus perros, ha de estar alguna vez amargado, preocupado y necesitado de los servicios de un psiquiatra? Es imposible, ¿verdad? No cabe duda, desde luego. Un proverbio chino lo dice así: "Siempre queda un poco de fragancia en la mano que te da rosas."

Olvídese de sí mismo interesándose en los demás. Haga cada día una buena acción que provoque una sonrisa de alegría en el rostro de alguien. Olvidemos nuestra propia felicidad tratando de crear un poco de felicidad para los demás. "Cuando eres bueno para los demás, eres mejor para ti mismo".

















Un Modo Perfecto De Suprimir Las Preocupaciones


Williams James, Profesor de Filosofía en Harvard, dijo: "Desde luego, la cura soberana para la preocupación es la fe religiosa".

No hace falta ir a Harvard para descubrir esto, una mujer pobre durante años de lucha y angustias, nunca se preocupó. En sus oraciones ponía todas sus zozobras en las manos de Dios. Todas las noches, antes de ir a la cama, leía un capítulo de la Biblia; frecuentemente ella y su esposo repetían estas confortadoras palabras de Jesús: "En la casa de mi Padre, muchas moradas hay… Voy a preparar lugar para ti… Para que donde Yo esté puedas tú estar también". Después toda la familia se arrodillaba ante sus sillas en una solitaria granja y pedían a Dios amor y protección. Ni las inundaciones que llegaron algunas ocasiones intempestivamente, ni las deudas que tuvieron, ni el desastre, consiguieron vencer a aquel espíritu feliz, radiante y triunfador, que hacía cantar a esa mujer mientras cantaba:

Paz, paz, paz maravillosa
Que el Buen Padre nos envía,
ven a quien en Dios confía,
Ven a nosotros, piadosa.

El buscar a Dios con todo el corazón proporciona valores espirituales; proporciona fe, esperanza y valor. Desvanece tensiones, ansiedades, miedos y preocupaciones. Señala propósito y dirección a nuestra vida. Aumenta la felicidad. Facilita una salud abundante. Ayuda a crear "Un oasis de paz en medio de los torbellinos de arena de la existencia".

Henry Ford, unos cuantos años antes de su muerte, vivía tranquilo, sano y apacible, construyendo y dirigiendo uno de los mayores negocios del mundo. Cuando le preguntaron si había tenido preocupaciones, contestó: "No. Creo que Dios gobierna las cosas y no necesita ningún consejo mío. Con Dios a cargo de las cosas, creo que todo ha de acabar bien. Y si es así, ¿para qué preocuparse?".

Hoy hasta los psiquiatras se están convirtiendo en evangelistas modernos. No nos invitan a que llevemos vidas espirituales para que nos libremos de los fuegos del infierno en el otro mundo, pero nos invitan a que busquemos lo espiritual para que nos libremos de los fuegos del infierno de este mundo, los fuegos del infierno de las úlceras de estómago, la angina de pecho, los desarreglos nerviosos y la locura.

Sí, el buscar a Dios es una actividad alentadora y saludable. Jesús dijo: "He venido para que tengáis vida y la tengáis en abundancia". Jesús denunció y atacó las secas formas y los fríos rituales que pasaban por religión en su tiempo. Predicó una nueva forma de vida para el hombre. Habló del miedo como un pecado. El miedo indebido es un pecado, es un pecado contra la salud, un pecado contra la vida más rica, plena, feliz y valiente que Jesús propugnaba. Emerson se llamaba a sí mismo "Profesor de la Ciencia de la Alegría". Jesús demostró ser un maestro de la "Ciencia de la Alegría". Exhortó a sus discípulos que "se alegraran y saltaran de contento".

Jesús también declaró que las dos cosas más importantes respecto a la ley son: Amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a uno mismo. Quien haga esto cumple la ley.

Un distinguido psiquiatra, Carl Jung, dice en su libro Modern Man in Search of a Soul ("El Hombre moderno en Busca de un Alma"): "Durante los últimos treinta años me han consultado personas de todos los países civilizados. He tratado a muchos cientos de pacientes. Entre todos mis pacientes en la segunda mitad de la vida - es decir, de más de treinta y cinco años - no ha habido uno solo cuyo problema no fuera en última instancia el de hallar una perspectiva religiosa de la vida. Puedo decir que todos ellos se sentían enfermos porque habían perdido lo que las religiones vivas de todos los tiempos han dado a sus fieles; y que ninguno de ellos se curó realmente sin reconquistar esa perspectiva religiosa."

William James dijo aproximadamente lo mismo: "La fe es una de las fuerzas que hacen vivir a los hombres, y la total carencia de ella significa el desplome."

Cuando nos vemos acosados y en el límite de nuestras fuerzas, recurrimos a Dios en nuestra desesperación. Esto quiere decir que: "No hay ateos en las trincheras". Pero ¿por qué esperar hasta la desesperación? ¿Por qué no renovar nuestras fuerzas todos los días? ¿Por qué esperar hasta el domingo?

Si estamos preocupados y angustiados, ¿por qué no probar a Dios? ¿Por qué no - como dijo Immanuel Kant - "aceptamos la fe en Dios porque nos es una fe necesaria"? ¿Por qué no nos ligamos con "el inagotable poder motivador que hace girar el universo"?

La oración puede ayudarnos a satisfacer tres necesidades que tenemos:
1. Nos ayuda a expresar con palabras lo que nos turba. La oración es como consignar por escrito nuestro problema. Siempre que pedimos ayuda para resolver un problema, aunque sea a Dios tenemos que expresarlo con palabras.
2. La oración nos lleva a compartir la carga, a no estar solos. Pocos entre nosotros pueden soportar las más pesadas cargas y las más angustiadas zozobras sin ayuda de nadie. En ocasiones, nuestras preocupaciones son tan íntimas que no podemos exponerlas ni a parientes o amigos de absoluta confianza. En estos casos, la salida es la oración. Los psiquiatras dicen que, cuando estamos en un estado de tensión, con el espíritu atormentado, tiene un gran valor terapéutico contar a alguien nuestros problemas. Cuando no las podamos contar a nadie, siempre podremos contárselos a Dios.
3. La oración pone en vigor activo un principio de realizaciones. Es el primer paso hacia la acción. Un científico famoso dijo: "La oración es la más poderosa forma de energía que se puede generar".











Impida La Fatiga Y La Preocupación Y Conserve La Energía Y El Buen Ánimo


Como Añadir Una Hora Diaria A Nuestra Vida Activa

La fatiga produce frecuentemente preocupación, disminuye la resistencia física al resfrío y a cientos de otras enfermedades, reduce también nuestra resistencia a las emociones de la preocupación y del miedo. Por lo tanto, impedir la fatiga tiende a impedir la preocupación.
Para impedir la fatiga y la preocupación, pues, la primera regla es descansar a menudo. Descansar antes de cansarse.
El ejército de los Estados Unidos ha descubierto por medio de pruebas repetidas que hasta los jóvenes - hombres entrenados por años - pueden marchar mejor y resistir más tiempo si se desprenden de su equipo y descansan diez minutos cada hora.

Durante la segunda guerra mundial, Winston Churchill, que vivió los últimos años de su sexta década y los primeros de la séptima, pudo trabajar dieciséis horas diarias, año tras año, dirigiendo los esfuerzos de guerra del Imperio Británico. Es una marca fenomenal. ¿Su secreto? Trabajaba en la cama cada mañana hasta las once, leyendo informes, dictando órdenes, llamando por teléfono y celebrando importantes conferencias. Después de almorzar volvía a la cama y echaba una siesta de una hora. Al anochecer volvía a la cama una vez más y dormía dos horas antes de cenar a las ocho. No se curaba de la fatiga. No tenía motivos para curarse. La prevenía. Como descansaba frecuentemente, podía trabajar diariamente muy fresco y en condiciones, hasta muy pasada la medianoche.

Henry Ford dijo: "Para mantenerme bien físicamente: Nunca estoy de pie cuando puedo estar sentado y nunca estoy sentado cuando puedo estar acostado."

Si no puede usted echar una siesta a mediodía, trate por lo menos de acostarse durante una hora antes de la cena. Si puede dormir una hora a las cinco, las seis o las siete de la tarde, podrá añadir una hora a su vida activa. ¿Por qué? ¿Cómo? Porque una hora de siesta antes de la cena más seis horas de sueño durante la noche - un total de siete horas - le hará más bien que ocho horas de sueño ininterrumpido.




Que Es Lo Que Nos Cansa Y Que Podemos Hacer Al Respecto

Definición de fatiga: "una disminución de la capacidad de trabajo

Si se toma la sangre de las venas de un trabajador manual que está trabajando, se la encontraría llena de "toxinas de fatiga" y de otros productos del cansancio. Pero, si se pudiera tomar una gota de sangre del cerebro de Albert Einstein, no se observaría toxina de fatiga alguna al término de la jornada.
El cerebro puede trabajar bien y ágilmente durante ocho o diez horas de esfuerzo. El cerebro es incansable.
Se dice que la mayor parte de nuestra fatiga proviene de nuestras actitudes mentales y emocionales.

Los factores emocionales que cansan al trabajador son: El aburrimiento, el resentimiento, la sensación de que no se aprecia el trabajo de uno, la sensación de inutilidad, la prisa, la ansiedad, la preocupación. Tales factores emocionales que agotan al trabajador, lo exponen a resfríos, reducen su capacidad de producción y le regresan a casa con dolor de cabeza. Sí, la realidad es que nos cansamos porque nuestras emociones producen tensiones en nuestro cuerpo. El trabajo duro rara vez causa una fatiga que no pueda ser curada con un buen sueño o descanso. La preocupación, las tensiones y las perturbaciones emocionales son tres de las principales causas de la fatiga, debido a que un músculo tenso es un músculo que trabaja. ¡Es necesario serenarse! Ahorremos energía para los deberes importantes.

Haga una pausa en este momento, y examínese, ¿Tiene el ceño fruncido o siente tensión en los ojos? ¿Está cómodo en su asiento? ¿Están tensos los músculos de su rostro, hombros o cuello? Si todo su cuerpo no se encuentra suelto y flojo como una muñeca de trapo, está usted produciendo tensiones musculares y nerviosas que provocan fatiga.

Hay la creencia de que el trabajo duro requiere una sensación de esfuerzo para que sea bien hecho; es por eso que pedimos a nuestros músculos que realicen movimientos de esfuerzo, como ceñir el rostro, levantar los hombros, tensar el cuello, lo que nada ayuda al trabajo de nuestro cerebro. Así que ¿Cuál es la solución para esta fatiga nerviosa? ¡Descanso! ¡Descanso! ¡Aprendamos a descansar mientras realizamos nuestro trabajo!

Pero, ¿cómo se descansa? Comience con los músculos, relaje sus ojos, sus párpados, sus brazos, todo su cuerpo; descanse a ratos, descanso es la ausencia de toda tensión y de todo esfuerzo, quite toda energía de sus músculos faciales y déjelos libres de tensiones, de tal manera que parezca usted un viejo calcetín.

*Preparada por Alejandro Saavedra González

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