martes, 1 de junio de 2010

Abducciones-Humor


Abducciones
Por Gabriel Coronado Estrada


Según lo que se escucha y se ve en los medios de comunicación, parece ser que existen cada vez más víctimas del extraño y terrorífico fenómeno de la “abducción”; es decir, de personas que son secuestradas por seres de otros planetas por algún tiempo para realizar toda clase de experimentos con ellas y luego dejarlas por la paz.

Esto es a todas luces, preocupante. Ya bastantes angustias tenemos con los secuestros por terrícolas, la crisis, las películas de Gael García y la música de Arjona, como para todavía andar vigilando el cielo para evitar ser secuestrados desde las alturas.

Me parece necesario hacer un análisis serio de este generalizado fenómeno. Para ello, consideremos las características de una abducción típica:

a) Una respetable persona que viaja casi siempre sola y casi siempre en coche por algún paraje solitario, ve una luz brillante
b) Unos seres chaparritos cuyo aspecto general es descrito como muy semejante al de Don Armando Manzanero, pero sin piano. Los seres son más convincentes que un candidato populista, pues poco se sabe de víctimas que hagan lo que la lógica indica: huir despavoridos. Al contrario, los seres se “marean” al sujeto y se lo llevan.
c) Una nave hecha de algún material “desconocido” pero por cuya descripción es aparentemente de aluminio de cacerola.
d) La permanencia por horas, días, meses o años del sujeto a bordo de la nave.
e) La práctica de operaciones, análisis, hipnosis o incluso relaciones sexuales con los monitos.
f) Quizá algún paseíllo turístico a otra galaxia o por lo menos a Mercurio.
g) El retorno de la víctima a algún lugar cercano a donde dejó su coche ( pues al parecer, los secuestradores siderales son más corteses que los grulleros de tránsito)
h) El rechazo inicial de la víctima a contar su historia, y luego entrevistas en todos los medios para decir: 1)que no busca publicidad y 2) en tono de Lindsay Lohan en E!, que su vida nunca volverá a ser la misma.

Debo decir que en realidad no creo en estas historias más de lo que creo en la honradez de un político mexicano. Aquí mis objeciones:

Primera: Un detalle muy curioso es el de que siempre que se habla de los abducidos, se les define de inmediato como personas “normales, tales como las que podríamos tener usted o yo como vecinos”. Bueno, no sé usted, pero si a esta definición debiera atenerme, me preocuparía. Yo por ejemplo, tengo un vecino en el departamento de arriba al que le da por escuchar una música más rara que un coche chino, mientras danza por toda la habitación usando un atuendo que le da un extraño aspecto de entre Shakira y Fabiruchis.

¿Y qué me dicen del chavo que vive a media cuadra? este joven pertenece a alguna oscura secta milenarista, y pasa las noches pegado a un telescopio observando la azotea de mi casa. Dice que según no sé qué ocultos y complicados cálculos, es precisamente ahí donde confluyen algunas fuerzas magnéticas, por lo que espera fenómenos espectaculares (aunque yo más bien creo que se la pasa espiando a la muchacha).

Puestas así las cosas, no considero el de los “ciudadanos normales” un argumento de valor, sobre todo si vivimos en el DF.

Segunda objeción: Si los seres extraterrestres van a procrear criaturas con terrícolas ¿cómo es posible que no seleccionen mejor a sus sujetos? ¿Ha visto usted a las y los abducidos? ¡por favor! No se explica uno por qué no se llevan a algunos mejorcitos. ¡Digo, si se trata de mejorar la raza, mejor llévense a Angelina Jolie, a Galilea Montiko o ya de perdida a Rosa Gloria Chagoyán!

Tercera objeción: ¿Por qué los seres se toman la molestia de andar por ahí secuestrando terrícolas de a uno por uno? ¿no sería más fácil hacer un charter con digamos, una convención de burócratas hacia Acapulco? Tendrían la ventaja adicional de que la ausencia de tales servidores públicos no sería notada por nadie. Además, no se le ve caso al andar analizando gente a cada rato. Cuando ves a una persona, has visto a todas ( Bueno, a menos que se trate de Elba Esther).

Cuarta objeción: ¿Para qué regresan los extraterrestres a los secuestrados? ¿para que vayan por ahí viviendo de los incautos mientras cuentan su historia? Ahora que puede ser que se trate de un truco de los verdecitos, que le cobran una comisión al abducido. Porque con tanta gente como hay en la actualidad –sobre todo en la colonia Del Valle- es al menos, poco funcional tomarse la molestia de regresar a la gente, como si fueran botellas de cerveza vacías. Quizá más bien estemos manteniendo una legión de terrestres y extraterrestres muy vivillos, cuyas ganancias por apariciones en los medios son bien repartidas entre los “iniciados”.


Ahora bien, cabe la posibilidad es que nos estemos enfrentando a seres con tecnología muy avanzada, pero con expedicionarios medio babosos. Algo así como el ejército norteamericano, pues. Entonces podríamos considerar la teoría de que se trate de misiones que cuenten entre sus filas a los clásicos recomendados ineptos, en cuyo caso, podemos imaginar diálogos como éste:

El comandante extraterrestre: - ¿Ya revisó usted el dato de la hemoglobina del sujeto, señor Bruyzter?

El oficial extraterrestre: - ¿Hemoglobina? Pos’ qué no dijo usted orina, mi comandante? ¡Oh que la...! Me llevó dos horas lograr que el inch’ terrícola hiciera pis. Y eso que se había chutado cinco chelas en el camino...

El comandante (molesto y dando gritos): -¿ORINA? ¿pero cómo es posible que no entienda usted? ¿Es que hablo bien o qué? ¿QUÉ HACEMOS AHORA...?

El oficial (haciendo pucheros): -Pus, pus... ¡pero tampoco es para que me grite!. Total, regresamos por él y punto...

El comandante: -¿Regresar por él? ¿REGRESAR POR ÉL? ¡Qué fácil! ¡ja, ja! ¿se da usted cuenta de que estamos a tres años luz y cuatro cuadras de distancia? ¡Y eso sin contar con que el tipo ya estará a estas alturas hablando con Jaime Maussán poniéndonos del asco!

El oficial (recomponiendo un poco la figura):- Está bien oficial, ¡pero no me hable usted así!. Le recuerdo que soy nuevo y que mi tío el general no tiene muy buena opinión de usted. Yo digo que usted debió haberme supervisado...

El sufrido comandante se visualiza vendiendo billetes de la lotería intergaláctica por haber hecho enojar a Junior, y suspirando resignado, acepta que no le queda más que regresar a la Tierra con cargo a viáticos y agarrar a otro despistado. Por supuesto, otro atarantado de la tripulación meterá la pata nuevamente, y ahí te vamos otra vez.

Cuéntense, además de casos como este, con los cambios de administración, en que se concluye que todo lo que se hizo anteriormente valió para nada. Y eso sin contar con que a lo mejor el hijo de algún ministro o de un poderoso que financió la campaña queda a cargo de la siguiente expedición. Y por supuesto, los que la seguirán pagando serán los abducidos.

Aún así, yo francamente sigo teniendo mis dudas. Quizá más que escuchar “testimonios” y dirigir la vista al espacio habría que hacer algún estudio sobre la relación que existe entre la instalación de cantinas y Table -Dances en algunas regiones y el aumento de casos de abducidos. ¿Qué mejor excusa que “vieja, me secuestraron los marcianos”?

Yo por lo pronto, la voy a probar...

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